Armado de un pequeño criadero de lombrices en la escuela
El armado de un pequeño criadero con lombrices rojas californianas en la escuela, es una experiencia que lleva a que niños y niñas aprecien cómo viven ellas y cual es la función que cumplen.
El criarlas en clase dentro de una pecera en desuso, le permite a los escolares el observar a diario su vida. Ven cómo crecen, se alimentan y multiplican.
Esto también genera en ellos, un sentimiento de compromiso en lo que respecta al cuidado de otros seres vivos.
La transparencia del vidrio, posibilita el ver la acción que ejercen las lombrices sobre la estructura física del suelo en cuanto al aumento del drenaje y la aereación del mismo al cavar túneles.
El tema de la transformación de residuos orgánicos variados -estiércol de vaca, caballo, conejo, restos de té, yerba mate, etc.- en abono natural por parte de ellas, se aborda al describirse su alimentación.
Suminístrese de a poco el alimento y que esté bien húmedo para facilitarle su ingestión a las lombrices.
Al brindarles agua cuando sea necesario, procúrese hacerlo mediante un pulverizador o una regadera, de modo que caiga como una fina lluvia.
No riegue demasiado. Evitará así, que el agua se concentre en el fondo de la pecera.
Si se les muestra a niños y niñas cómo son las deyecciones de lombriz antes de que ellos comiencen su cría, sabrán distinguirlas cuando las produzcan las lombrices en su pequeño criadero escolar.
De ser posible, póngase un trozo de tela de arpillera por encima de la pecera para que la luz no incida sobre ella ya que las lombrices huyen de ésta. Cooperará también, a que se mantenga la humedad dentro del lombricario.
Al terminar el armado del criadero, es conveniente pedirles a quienes hayan participado, que se laven bien las manos con agua y jabón.
Alejandra Fort - Autora del libro Observando las lombrices, Editorial Hemisferio Sur.